Historia de la kombucha
Todo el mundo habla de ella. La bebida kombucha es la bebida de moda. Aunque no tantos saben realmente qué es la kombucha. Aquí trataremos el origen de la kombucha, ya que la historia de la kombucha se remonta a hace más de 2.000 años en Asia.
El origen de la kombucha
Aunque la fecha del origen de la kombucha es incierta porque no se conserva ningún documento con el día K, el día que surgió la bebida oficialmente, la primera vez que se dio a conocer esta bebida fue en la China de hace dos milenios, durante la dinastía Qin (221 a.C.). Se cuenta que el emperador Qin Shi Huangdi fue el primero en hacer y beber kombucha. Unos 200 años después, la bebida ganaría fama mundial después de que un monje tibetano llamado Kombu -que acabó dando nombre a la bebida- se la regalara al emperador japonés Inkyo a quien, a raíz de tomarla, se le curaron las molestias digestivas. Gracias a la fama otorgada por este hecho, la bebida se expandió por todo el continente asiático. De hecho, se dice que incluso los guerreros japoneses, los famosos samuráis, llevaban kombucha a sus batallas para tener más energía.
Motivos del éxito de la kombucha
Desde Asia, la kombucha viajó a través de la Ruta de la Seda en Rusia y, posteriormente, en toda Europa. Fue una bebida muy popular que se elaboraba y consumía en el ámbito casero hasta que, durante la Segunda Guerra Mundial, llegó la escasez de azúcar y té, que fueron racionados, y su consumo se redujo considerablemente. En la década de 1960, unos científicos suizos analizaron la bebida y confirmaron los beneficios de su consumo, dándole un nuevo impulso entre los consumidores.
La kombucha ha pervivido en el tiempo gracias a que sus defensores han podido comprobar, en propia piel, todos los beneficios que ésta les reporta, como la aportación de probióticos que mejoren las digestiones o los efectos desintoxicantes que experimentan después de beberla.
En Estados Unidos lleva prácticamente dos décadas comercializándose.
Historia de la kombucha en España
La kombucha se originó en China y luego se extendió a Japón y la India. En Europa, llegó a principios del siglo XX a través de Rusia y se fue extendiendo por varios países, incluyendo España en 1951 gracias al médico peruano Faustino Oliver Rodríguez.
En España, la kombucha se popularizó gracias al «hongo» o masa madre, que las familias compartían con amigos y vecinos. La transacción era gratuita, lo que llevó al hongo a ser conocido como el hongo de la caridad o el hongo de la larga vida.
Esta viñeta en catalán de alrededor de 1955 habla ya de la existencia de la kombucha en España. Su texto dice así:
Un hongo de forma extraña
hace furor en toda España.
Según se dice entre la gente
habría venido de Oriente.
Y aquí comienza la historia
de este hongo lleno de gloria.
El jugo de este hongo-mina
tiene por nombre teomicina.
Cura todo: ojos de pollo
corazón agrio, la gripe, el cuello,
los picores de todo tipo
y hasta los dolores de espalda.
Y acababa así:
Un psiquiatra distinguido
“pobres lunáticos” ha dicho
que el hongo de tanta fama
es una pura tontería,
y que él, por muchas razones
prefiere los níscalos.
Y además, que si esto dura
y nadie pone atención,
mucha gente -lo dice claro y neto-
será tocada por el hongo.
En la actualidad, la kombucha se vende como una bebida refrescante y funcional con propiedades probióticas y antioxidantes. El primer productor comercial de kombucha fue G.T. Dave, quien en 1995 comenzó a venderla a través de su empresa Synergydrinks en Beverly Hills, California.
En España la kombucha ha experimentado un auge importante desde que Mūn Ferments empezó a elaborarla y comercializarla en el 2015.
La fijación para solucionar los problemas de salud del fundador de la compañía, diagnosticado con Síndrome de Gilbert durante su infancia, le llevaron a investigar y a encontrar la kombucha como solución a las molestias que le ocasionaba esta dolencia.
Jordi Dalmau optó por aparcar su profesión de ingeniero para poner en marcha la elaboración y comercialización de la primera kombucha en España sin pasteurizar que es totalmente estable a temperatura ambiente. El proceso de elaboración que realiza Mūn Ferments consigue una bebida prácticamente sin azúcar residual, lo que hace que no necesite refrigeración para controlar una posible refermentación.
Las kombuchas de Mūn Ferments, además, sólo contienen ingredientes de primera calidad, absolutamente naturales y con certificado ecológico. De esta forma, la compañía consigue poner a disposición de los consumidores la mejor kombucha del mercado español: deliciosa y saludable.