QUÉ ES LA KOMBUCHA

Todo el mundo habla de esta bebida y la ves en todas partes, pero, ¿qué es la kombucha? La definición más simple es que es té fermentado. Yendo un poco más allá, podemos explicarte que la kombucha es una bebida con burbujas y no alcohólica que se prepara a base de té, con un sabor que te sorprenderá porque tus papilas gustativas rara vez lo han probado antes.

¿Qué más es la kombucha?

La kombucha tiene propiedades saludables, según recogen varios artículos científicos. La kombucha es rica en vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6, B9, B12), C, D, E y K; y también contiene enzimas, ácidos orgánicos, minerales (hierro, potasio, zinc, manganeso, cobre, calcio y magnesio), levaduras, polisacáridos y polifenoles, que actúan como antioxidantes y, por tanto, protegen las células.

Entre otros, el consumo de kombucha ayuda a las digestiones y a la absorción de nutrientes y contribuye a la desintoxicación del organismo, al tiempo que activa la inmunidad.

Orígenes de la Kombucha

La bebida más de moda no ha nacido ahora. Tiene un pasado increíble. Aunque sus orígenes son bastante inciertos, porque no hay documentación que los acredite, se tiene constancia de su consumo en Asia desde hace, al menos, 2.000 años. En el año 221 a.C. ya tomaba kombucha la más alta aristocracia china y, unos 200 años más tarde, ganó fama mundial cuando sanó a un emperador de Japón de sus males digestivos. Fue entonces cuando recibió el apodo de elixir de la eterna juventud. Los conocidos samuráis la tomaban para tener más energía a sus batallas.

La kombucha se extendió de Asia a Europa y, posteriormente, al continente americano y a todo el mundo. Durante todo su recorrido por la historia adquirió diferentes nombres, según la época y las circunstancias sociales. Pero durante muchos años permaneció viva gracias a su elaboración casera que las familias llevaban a cabo. El conocido «hongo» se cedía de generación en generación, que elaboraban su propia bebida para consumo propio.

En los últimos tiempos, la kombucha ha cogido impulso y se ha convertido en una bebida que adoran los que cuidan su salud. Y se puede afirmar que la kombucha es el predecesor de los refrescos actuales.

Microorganismos con mucho poder

El procedimiento para hacer kombucha es bastante sencillo. Se inicia con una infusión de té, normalmente verde o negro, que se azucara. A esta mezcla inicial se añade una colonia simbiótica de levaduras y bacterias, la conocida como madre o SCOBY (por el acrónimo en inglés Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast). Los microorganismos que configuran esta masa gelatinosa trabajan de forma coordinada para llevar a cabo un proceso de fermentación y conseguir una bebida naturalmente efervescente, con un gusto entre dulce, ácido y algo avinagrado, que, además de aportar salud a raudales, contribuye al bienestar general.

En nuestro país, Mūn Ferments fuimos la primera compañía en poner en el mercado una kombucha auténtica envasada en vidrio, con ingredientes 100% naturales, de primera calidad y certificado ecológico.

Sin embargo, nuestro principal rasgo diferencial fue que, desde 2015, a pesar de no estar pasteurizada, la kombucha que comercializamos es absolutamente estable a temperatura ambiente por la mínima cantidad de azúcar residual que contiene.

Un proceso cuidadoso y paciente

Para hacer las kombuchas de Mūn se inicia con una infusión de té verde Lung Ching, el más ecológico que se cultiva en el mundo. Esta variedad se recoge en primavera y es muy apreciado por los expertos. A ésta, le añadimos azúcar ecológico de caña, que será el combustible para hacer posible la fermentación.

Una fermentación larga y paciente consigue que las kombuchas Mūn tengan una cantidad de azúcar residual mínima. Un hecho que, por un lado, beneficia al consumidor, que se ahorra consumir una cantidad importante de azúcar con todo lo que esto supone para su salud y, por otro, con beneficios evidentes para el planeta, por el ahorro de emisiones de CO2 a la atmósfera (hasta 180 veces menos que las kombuchas que necesitan frío para conservarlas durante su vida útil), gracias a la particularidad de no tener que guardarlas en la nevera.

Los tés fermentados de Mūn son ideales para sustituir a los refrescos. Servidos siempre en frío, se pueden consumir solos para apreciar su burbuja suave natural o añadir zumos de fruta o verdura.

Al ser un fermentado del té contienen una cantidad mínima de teína, y una graduación alcohólica inferior a 1,2º, por lo que es considerada una bebido no alcohólica. Los más atrevidos no dudan en incorporarlos a combinados para crear ingeniosos cócteles con o sin alcohol.

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