La kombucha me ayudó a recuperar la energía: te lo cuento todo

Soy Jordi Dalmau, ingeniero y kombuchero. O kombuchero e ingeniero. También soy síndrome de Gilbert.

Me diagnosticaron a los 13 años y, después de 3 décadas buscando solución a las molestias que esta dolencia me ocasionaba, encontré la kombucha. Bueno, la kombucha me encontró a mí.

Con esta bebida de orígenes milenarios recuperé la energía que durante tanto tiempo me había faltado y desaparecieron síntomas como el dolor de cabeza y las contracturas. Mis digestiones mejoraron sustancialmente y, la desintoxicación de mi organismo, se volvió más eficiente.

Fue tan grande el descubrimiento que hace 10 años decidí poner en marcha una planta de elaboración de kombucha ecológica. ¡La gente tenía que conocerla y, sobre todo, poder consumirla para experimentar también sus beneficios!

Te lo contaré todo el próximo día 30 de octubre, a las 19 h, en un WEBINAR GRATUITO que no te puedes perder.


Una bebida con 2.000 años de historia cambió mi vida

Toda mi vida conviví con incomodidades que parecían parte de mi rutina. Pero todo se intensificó al llegar a la vida adulta. Me sentía agotado casi a diario, los dolores de cabeza eran constantes, y no pasaba una semana sin visitar a mi osteópata por las contracturas. Mi cuerpo pedía un cambio.

Fue entonces cuando descubrí una bebida que apenas nadie conocía: la kombucha, un té fermentado con dos mil años de historia. Sin esperar demasiado, la incluí en mi día a día. Para mi sorpresa, empecé a notar una diferencia desde el primer sorbo. Mi energía volvió y recuperé el bienestar perdido.

Cuando lo pienso aún me sorprendo. Gracias a agua, té y una colonia de microorganismos llamada SCOBY, mi vida es absolutamente distinta. Y, sin duda, muchísimo mejor.

La desintoxicación es la clave

Entre un 5 y un 10% de la población padece síndrome de Gilbert. Algunos, ni lo saben. O porque nadie les ha diagnosticado o porque no tienen ninguna sintomatología asociada más allá de un característico color amarillento en la piel y en el blanco de los ojos.

Esta condición genética, que afecta a más hombres que a mujeres, se caracteriza por una menor eficiencia en la conjugación de la bilirrubina. Seguro que te suena de alguna analítica que te hayan hecho. Se trata de un compuesto que se forma durante la descomposición normal de los glóbulos rojos. Este proceso se lleva a cabo en el hígado, que ve disminuida su capacidad de desintoxicación del organismo.

En consecuencia, y aunque no pasa en todos los diagnosticados, el síndrome de Gilbert puede acabar desembocando en síntomas muy molestos que condicionan la vida de quien los padece. Entre estos, cansancio, mala desintoxicación, cefaleas o dolores musculares.